Sí solo tienes 5 minutos, lee esto: En este estudio bíblico, exploramos el capítulo final de El Conflicto de los Siglos, donde se describe el regreso de Cristo, la resurrección de los malvados y el fin de la gran controversia. Descubre cómo la verdad bíblica nos muestra el destino final de la humanidad y la majestuosidad del retorno del Hijo de Dios.
Contenido:
El Regreso de Cristo y la Segunda Resurrección
En el capítulo final de El Conflicto de los Siglos, nos enfrentamos a una de las descripciones más impactantes de las Escrituras: el regreso glorioso de Cristo. Acompañado de los redimidos y una multitud de ángeles, Cristo desciende al Monte de los Olivos, el mismo lugar de su ascensión después de la resurrección.
La Resurrección de los Malvados
La Biblia nos dice que en este evento, los malvados resucitarán, no con la gloria y juventud de la resurrección de los justos, sino con las marcas de la enfermedad y la muerte. Su resurrección no es un acto de misericordia, sino el cumplimiento de la justicia divina.
La Reacción de los Malvados
Es importante destacar que, aunque los malvados exclamarán: “Bendito el que viene en nombre del Señor”, estas palabras no nacen del amor a Jesús, sino de la fuerza de la verdad. Sus corazones siguen llenos de odio y rebeldía, sin oportunidad de arrepentimiento.
El Monte de los Olivos: Un Sitio de Promesa
El Monte de los Olivos, mencionado en Zacarías 14, es un lugar emblemático en la historia de la salvación. Allí, Cristo ascendió después de su resurrección, y allí regresará para cumplir las promesas de su venida.
El Fin de la Gran Controversia
La gran controversia entre bien y mal, entre Dios y Satanás, llega a su fin. Cristo, en su majestuosidad, pone fin al conflicto, y la justicia divina se manifiesta en todo su esplendor.
Preguntas Frecuentes
Los malvados son resucitados para recibir su juicio final, sin oportunidad de arrepentimiento, ya que sus corazones siguen en rebeldía contra Dios.
Cristo regresará al Monte de los Olivos, el mismo lugar de su ascensión después de la resurrección.
Lo hacen porque la fuerza de la verdad los obliga, no porque hayan cambiado de corazón ni porque amen a Jesús.