Serie Justificación por la Fe

El Bautismo de Juan

Capítulo 2

Los cuatro evangelios hacen referencia al ministerio de Juan, su nacimiento, mensaje y el bautismo que le realizó a Jesús, además de su encarcelamiento y muerte. Cada punto presentado sobre aquel profeta de Dios debe ser considerado para entender cuál fue su misión y en qué consistía el bautismo que impartió al pueblo.

La era cristiana comenzó con el ministerio de Juan el bautista. Algunos piensan que comenzó en el Pentecostés, sin embargo en el mensaje de Juan se encontraba el

Principio del evangelio de Jesucristo, Hijo de Dios. Como está escrito en Isaías el profeta: He aquí yo envío mi mensajero delante de tu faz, El cual preparará tu camino delante de ti. Voz del que clama en el desierto: Preparad el camino del Señor; Enderezad sus sendas.” (Marcos 1:1-3; RV1960)

La Autoridad de su bautismo y misión

Su nacimiento, plenamente guiado por el Altísimo, vino aparejado a la profecía de su padre Zacarías, sacerdote para aquel entonces:

Y Zacarías su padre fue lleno del Espíritu Santo, y profetizó, diciendo: Bendito el Señor Dios de Israel, Que ha visitado y redimido a su pueblo, Y nos levantó un poderoso Salvador En la casa de David su siervo, Como habló por boca de sus santos profetas que fueron desde el principio; Salvación de nuestros enemigos, y de la mano de todos los que nos aborrecieron; Para hacer misericordia con nuestros padres, Y acordarse de su santo pacto; Del juramento que hizo a Abraham nuestro padre, Que nos había de conceder Que, librados de nuestros enemigos, Sin temor le serviríamos En santidad y en justicia delante de él, todos nuestros días. Y tú, niño, profeta del Altísimo serás llamado; Porque irás delante de la presencia del Señor, para preparar sus caminos; Para dar conocimiento de salvación a su pueblo, Para perdón de sus pecados, Por la entrañable misericordia de nuestro Dios, Con que nos visitó desde lo alto la aurora, Para dar luz a los que habitan en tinieblas y en sombra de muerte; Para encaminar nuestros pies por camino de paz. Y el niño crecía, y se fortalecía en espíritu; y estuvo en lugares desiertos hasta el día de su manifestación a Israel.” (Lucas 1:67-80; RV1960)

Esta profecía revelaba la misión y autoridad que vendría sobre Juan, sería llamado “Profeta del Altísimo” y su misión (al igual que la de Cristo) sería la de presentar el “reino de Dios”, preparando los corazones del pueblo para cuando el Cordero se manifestase.

La autoridad que tuvo Juan el bautista fue criticada durante todo su ministerio. Incluso los fariseos no pudieron responderle a Jesús sobre la autoridad de Juan el Bautista:

Cuando vino al templo, los principales sacerdotes y los ancianos del pueblo se acercaron a él mientras enseñaba, y le dijeron: ¿Con qué autoridad haces estas cosas? ¿y quién te dio esta autoridad? Respondiendo Jesús, les dijo: Yo también os haré una pregunta, y si me la contestáis, también yo os diré con qué autoridad hago estas cosas. El bautismo de Juan, ¿de dónde era? ¿Del cielo, o de los hombres? Ellos entonces discutían entre sí, diciendo: Si decimos, del cielo, nos dirá: ¿Por qué, pues, no le creísteis? Y si decimos, de los hombres, tememos al pueblo; porque todos tienen a Juan por profeta.” (Mateo 21:23-26; RV1960)

¿Y con qué autoridad hablaba Jesús? ¿De donde provenían sus palabras?

Porque yo no he hablado por mi propia cuenta; el Padre que me envió, él me dio mandamiento de lo que he de decir, y de lo que he de hablar. Y sé que su mandamiento es vida eterna. Así pues, lo que yo hablo, lo hablo como el Padre me lo ha dicho.” (Juan 12:49-50; RV1960)

Más yo tengo mayor testimonio que el de Juan; porque las obras que el Padre me dio para que cumpliese, las mismas obras que yo hago, dan testimonio de mí, que el Padre me ha enviado. También el Padre que me envió ha dado testimonio de mí. Nunca habéis oído su voz, ni habéis visto su aspecto, ni tenéis su palabra morando en vosotros; porque a quien él envió, vosotros no creéis.” (Juan 5:36-38; RV1960)

Yo he venido en nombre de mi Padre, y no me recibís; si otro viniere en su propio nombre, a ése recibiréis. ¿Cómo podéis vosotros creer, pues recibís gloria los unos de los otros, y no buscáis la gloria que viene del Dios único?” (Juan 5:43-44; RV1960)

Padre justo, el mundo no te ha conocido, pero yo te he conocido, y éstos han conocido que tú me enviaste.” (Juan 17:25; RV1960)

La autoridad del Señor Jesús obviamente provenía de su Padre celestial, de Dios el Padre. Los fariseos tuvieron temor de responder la pregunta realizada por el Maestro, ya que el pueblo había entendido en nombre de quién había venido Juan: en el nombre del Altísimo, de Dios el Padre para preparar el camino a Señor Jesús. Así también lo leemos de del profeta Malaquías cuando dice:

He aquí, yo envío mi mensajero, el cual preparará el camino delante de mí; y vendrá súbitamente a su templo el Señor a quien vosotros buscáis, y el ángel del pacto, a quien deseáis vosotros. He aquí viene, ha dicho Jehová de los ejércitos.” (Malaquías 3:1; RV1960)

Tal vez nos surja la confusión de quién envió a Juan, pero estas dudas quedarán dispersadas siempre y cuando utilicemos la palabra de verdad. Quién inspiró y reveló esta profecía a Malaquías fue Dios el Padre:

Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas, en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo, y por quien asimismo hizo el universo” (Hebreos 1:1-2; RV1960)

No fue sino hasta que vino el Hijo cuando el Padre habló directamente al mundo por medio de Él. La misión de Juan el bautista incluía la preparación de un pueblo para que reciba a Cristo, y de esta manera tener la posibilidad de recibir a Dios Padre en Él, pues “Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo” (2° Corintios 5:19; RV1960).

Sin lugar a dudas, el testimonio concluyente sobre la autoridad que recibió Juan el bautista radicaba en su propio testimonio, y así lo registró el apóstol Juan:

También dio Juan testimonio, diciendo: Vi al Espíritu que descendía del cielo como paloma, y permaneció sobre él. Y yo no le conocía; pero el que me envió a bautizar con agua, aquél me dijo: Sobre quien veas descender el Espíritu y que permanece sobre él, ése es el que bautiza con el Espíritu Santo. Y yo le vi, y he dado testimonio de que éste es el Hijo de Dios.” (Juan 1:32-34; RV1960)

Juan el bautista, al igual que los profetas del Antiguo Testamento, recibieron como profetas revelación de Dios. Alguien que no era Cristo había enviado a Juan el bautista para que lleve a cabo su misión. Aquél que le había dado tan grande tarea, le concedería el honor de bautizar al Hijo de Dios. Ese “alguien” era Dios el Padre.

Un mensaje distintivo

Según el evangelio de Mateo,

En aquellos días vino Juan el Bautista predicando en el desierto de Judea, y diciendo: Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado. Pues éste es aquel de quien habló el profeta Isaías, cuando dijo: Voz del que clama en el desierto: Preparad el camino del Señor, Enderezad sus sendas. Y Juan estaba vestido de pelo de camello, y tenía un cinto de cuero alrededor de sus lomos; y su comida era langostas y miel silvestre. Y salía a él Jerusalén, y toda Judea, y toda la provincia de alrededor del Jordán, y eran bautizados por él en el Jordán, confesando sus pecados. Al ver él que muchos de los fariseos y de los saduceos venían a su bautismo, les decía: ¡Generación de víboras! ¿Quién os enseñó a huir de la ira venidera? Haced, pues, frutos dignos de arrepentimiento, y no penséis decir dentro de vosotros mismos: A Abraham tenemos por padre; porque yo os digo que Dios puede levantar hijos a Abraham aun de estas piedras. Y ya también el hacha está puesta a la raíz de los árboles; por tanto, todo árbol que no da buen fruto es cortado y echado en el fuego. Yo a la verdad os bautizo en agua para arrepentimiento; pero el que viene tras mí, cuyo calzado yo no soy digno de llevar, es más poderoso que yo; él os bautizará en Espíritu Santo y fuego. Su aventador está en su mano, y limpiará su era; y recogerá su trigo en el granero, y quemará la paja en fuego que nunca se apagará.” (Mat 3:1-12; RV1960)

Según el evangelio de Marcos,

Bautizaba Juan en el desierto, y predicaba el bautismo de arrepentimiento para perdón de pecados. Y salían a él toda la provincia de Judea, y todos los de Jerusalén; y eran bautizados por él en el río Jordán, confesando sus pecados. Y Juan estaba vestido de pelo de camello, y tenía un cinto de cuero alrededor de sus lomos; y comía langostas y miel silvestre. Y predicaba, diciendo: Viene tras mí el que es más poderoso que yo, a quien no soy digno de desatar encorvado la correa de su calzado. Yo a la verdad os he bautizado con agua; pero él os bautizará con Espíritu Santo.” (Marcos 1:4-8; RV1960)

Según el evangelio de Lucas,

Y él fue por toda la región contigua al Jordán, predicando el bautismo del arrepentimiento para perdón de pecados, como está escrito en el libro de las palabras del profeta Isaías, que dice: Voz del que clama en el desierto: Preparad el camino del Señor; Enderezad sus sendas. Todo valle se rellenará, Y se bajará todo monte y collado; Los caminos torcidos serán enderezados, Y los caminos ásperos allanados; Y verá toda carne la salvación de Dios. Y decía a las multitudes que salían para ser bautizadas por él: ¡Oh generación de víboras! ¿Quién os enseñó a huir de la ira venidera? Haced, pues, frutos dignos de arrepentimiento, y no comencéis a decir dentro de vosotros mismos: Tenemos a Abraham por padre; porque os digo que Dios puede levantar hijos a Abraham aun de estas piedras. Y ya también el hacha está puesta a la raíz de los árboles; por tanto, todo árbol que no da buen fruto se corta y se echa en el fuego. Y la gente le preguntaba, diciendo: Entonces, ¿qué haremos? Y respondiendo, les dijo: El que tiene dos túnicas, dé al que no tiene; y el que tiene qué comer, haga lo mismo. Vinieron también unos publicanos para ser bautizados, y le dijeron: Maestro, ¿qué haremos? El les dijo: No exijáis más de lo que os está ordenado. También le preguntaron unos soldados, diciendo: Y nosotros, ¿qué haremos? Y les dijo: No hagáis extorsión a nadie, ni calumniéis; y contentaos con vuestro salario. Como el pueblo estaba en expectativa, preguntándose todos en sus corazones si acaso Juan sería el Cristo, respondió Juan, diciendo a todos: Yo a la verdad os bautizo en agua; pero viene uno más poderoso que yo, de quien no soy digno de desatar la correa de su calzado; él os bautizará en Espíritu Santo y fuego. Su aventador está en su mano, y limpiará su era, y recogerá el trigo en su granero, y quemará la paja en fuego que nunca se apagará. Con estas y otras muchas exhortaciones anunciaba las buenas nuevas al pueblo.” (Lucas 3:3-18; RV1960)

Según el evangelio de Juan,

Este es el testimonio de Juan, cuando los judíos enviaron de Jerusalén sacerdotes y levitas para que le preguntasen: ¿Tú, quién eres? Confesó, y no negó, sino confesó: Yo no soy el Cristo. Y le preguntaron: ¿Qué pues? ¿Eres tú Elías? Dijo: No soy. ¿Eres tú el profeta? Y respondió: No. Le dijeron: ¿Pues quién eres? para que demos respuesta a los que nos enviaron. ¿Qué dices de ti mismo? Dijo: Yo soy la voz de uno que clama en el desierto: Enderezad el camino del Señor, como dijo el profeta Isaías. Y los que habían sido enviados eran de los fariseos. Y le preguntaron, y le dijeron: ¿Por qué, pues, bautizas, si tú no eres el Cristo, ni Elías, ni el profeta? Juan les respondió diciendo: Yo bautizo con agua; mas en medio de vosotros está uno a quien vosotros no conocéis. Este es el que viene después de mí, el que es antes de mí, del cual yo no soy digno de desatar la correa del calzado. Estas cosas sucedieron en Betábara, al otro lado del Jordán, donde Juan estaba bautizando.” (Juan 1:19-28; RV1960)

Tomando entonces los cuatro evangelios mencionados,

  1. Predicaba sobre arrepentimiento y el acercamiento del reino de los cielos (de la gracia, como ya hemos visto) [Mateo 3:2; Marcos 1:4]
  2. Preparaba el camino del Señor, y respondió de manera negativa a su semejanza con la misión del Mesías, o la reaparición de Elías o Moisés (“el profeta”) [Mateo 3:3; Marcos 1:7; Lucas 3:15; Juan 1:19-23]
  3. Su vestimenta y alimentación no era la de un líder religioso (Mateo 3:4; Marcos 1:6)
  4. Eran bautizados de toda Judea y Jerusalén, confesando sus pecados (Mateo 3:5-6; Marcos 1:5; Lucas 3:3; Juan 1:28)
  5. Predicaba un mensaje que no adulaba al pecador (Mateo 3:7-10; Lucas 3:7-14)
  6. Bautizaba en agua para arrepentimiento. Era una preparación para recibir el bautismo del Espíritu y fuego. (Mateo 3:11; Marcos 1:8; Lucas 3:16; Juan 1:26-27)

Hay casi total similitud en los testimonios registrados acerca de la misión de Juan el bautista, cuál era su proceder, la respuesta del pueblo y sus líderes, y el camino que estaba forjando para la aparición del Mesías Príncipe.

A modo de resumen,

  • Bautizaba por la autoridad que le había dado Dios el Padre, quién lo había enviado.
  • Bautizaba por agua, para arrepentimiento y en la promesa del perdón de los pecados por medio de Aquél que iba a venir.
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