Pensamiento Adventista

Creencias Adventistas hasta 1914

¿Alguna vez te preguntaste que creía la Iglesia Adventista en un comienzo? ¿Cómo fue que todo comenzó? Comparto con ustedes queridos amigos y hermanos, documentos oficiales de las creencias adventistas mientras vivían sus fundadores, y un documento comparativo entre las creencias originales y las actuales.


Año 1889

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Año 1905

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Año 1907

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Año 1908

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Año 1909

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Año 1910

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Año 1911

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Año 1913

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Año 1914

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Desde la muerte de Elena G. de White (1915) y luego de que todos los pioneros adventistas hubiesen pasado al descanso, la Iglesia Adventista nuevamente publicó de manera oficial un listado de doctrinas muy diferente al que existía mientras los adventistas originales vivían. Veamos a continuación:

Año 1931

1931-tapa

1931-creencias-fundamentales

 


Consejos finales

Solo podemos encontrar seguridad en los pilares de la fe adventista dados entre 1855 y 1905:

“En el futuro surgirán engaños de toda clase, y necesitamos terreno sólido para nuestros pies. Necesitamos sólidos pilares para el edificio. No ha de quitarse ni un solo ápice de aquello que el Señor ha establecido. El enemigo presentará falsas doctrinas, tales como la doctrina de que no existe un santuario. Este es uno de los puntos en los cuales algunos se apartarán de la fe. ¿Dónde encontraremos seguridad, a menos que sea en las verdades que el Señor nos ha estado dando durante los últimos cincuenta años?“—The Review and Herald, 25 de mayo de 1905. { Ev 167.2; Ev.224.3 }

Debemos protestar con nuestras Biblias y los Testimonios ante cualquier cambio de los pilares de la fe:

“El enemigo de las almas ha procurado introducir la suposición de que había de realizarse una gran reforma entre los adventistas del séptimo día, y que esa reforma consistiría en renunciar a las doctrinas que están en pie como las columnas de nuestra fe y que había de comenzar un proceso de reorganización. Si se efectuara esta reforma, ¿qué resultaría? Los principios de verdad que Dios en su sabiduría ha dado a la iglesia remanente serían descartados. Sería cambiada nuestra religión. Los principios fundamentales que han sostenido la obra durante los últimos cincuenta años serían considerados como error. Se establecería una nueva organización. Se escribirían libros de una nueva orientación. Se introduciría un sistema de filosofía intelectual. Los fundadores de ese sistema irían a las ciudades y harían una obra maravillosa. Por supuesto, se tendría poco en cuenta el sábado y también al Dios que lo creó. No se permitiría que nada se interpusiera en el camino del nuevo movimiento. Los dirigentes enseñarían que la virtud es mejor que el vicio, pero habiendo puesto de lado a Dios, resolverían depender del poder humano, que no tiene valor sin Dios. Su fundamento estaría edificado sobre la arena, y la tormenta y la tempestad barrerían la estructura. { 1MS 238.3; 1SM.204.2 }
¿Quién tiene autoridad para comenzar un movimiento tal? Tenemos nuestras Biblias. Tenemos nuestra experiencia, testificada por la operación milagrosa del Espíritu Santo. Tenemos una verdad que no admite transigencias. ¿No repudiaremos todo lo que no esté en armonía con esa verdad?” { 1MS 239.1; 1SM.205.1 }

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